28 de febrero de 2021

Violencia es mentir

 

Perdón, no me queda otra, tengo que citar a Los Redondos a pesar del Indio. Quizá esto no esté pulido y esté minado de comentarios personales pero un poco vengo a sentar opinión porque es lo me surge en este momento.

El problema no eran las bolsas, sino la tipografía y los carteles que ponían atención en personas y dejaban por detrás el hecho que nos convocaba (física o emocionalmente): el robo de vacunas perpetrado por el gobierno y sus amigos o familiares. Acá no se trata de una persona vacunada sino de un modus operandi que da cuenta de que todos somos iguales, pero algunos son más iguales que otros.

El periodismo, militantes de las redes, trolls de carne y hueso, políticos de la oposición y el oficialismo salieron a rasgarse las vestiduras por el envoltorio y no por el contenido de la bolsa. Lo simbólico, que cada día está más presente en nuestra cotidianeidad, era una bolsa de consorcio emulando un saco mortuorio, pero ¿qué representaba? Desde mi punto de vista, mucho más que un posible fallecido por Covid y falto de acceso a la vacuna: adentro de esa bolsa negra está el país que dejamos de ser hace mucho más de un año. Adentro de esa bolsa está nuestra economía, nuestra salud, nuestras instituciones, nuestro presente, nuestro futuro y todo tipo de contrato social conocido hasta agosto de 2019.

Les pareció violento, aberrante pero no les parece ni violento ni aberrante todo lo que ocurre hace casi un año (estamos a días de que se cumpla el 1er aniversario del DNU 260/20, que rige nuestra vida desde entonces y este besito es para la Constitución Nacional). Es dable tratar de hacer una lista para que no nos olvidemos: se destruyeron y se siguen destruyendo miles de fuentes de trabajo; se confinó a la población sin plan de salida y trasladarse de un punto a otro requiere de permisos de circulación y leyendas como “ahora ya podés irte de vacaciones” son arrojadas por un sistema perverso de aplicaciones y engorros varios; valiéndose de la necesidad de permisos, muchos lugares instauraron toque de queda a horarios por demás extraños (algunos, desde las 16hs) y quedamos a merced de las fuerzas de seguridad lugareñas, hecho que devino en homicidios en comisarías, detenciones ilegales, desapariciones que ahora no parecen ser forzadas ni importantes, accionar policial desmedido, también accionar judicial -como el caso de la pareja que quedó varada en Chubut y su hija les fue sustraída de manera absolutamente irregular- y una caterva de cosas más relativas a eso. También ya sabemos que no parece ser violento el daño psicológico sobre la población, no importa la edad ni es muy necesario remarcar el tema de los niños marginados del sistema educativo por la insistencia de los gremios docentes, en connivencia con el Ministro de Educación, de no permitir la presencialidad en las clases. Tampoco les parece violento que todo requiera un exceso de burocracia indigna, ni les parece violento el robo a los jubilados con la nueva inmovilidad jubilatoria, ni parece violento que, en nuestra cara, nos estén diciendo que está bien que haya gente que se haya vacunado mucho antes que los viejos a los que se suponía que debíamos cuidar, no vayas a ver a tus padres, los vas a matar, pero ahora, ja ja ja, son viejos, no son tan importantes en la sociedad. Pero también fijate que en otras sociedades a los ancianos se los respeta, pero bueno no son estratégicos, no seas viejo, man.

Dicho así, parece que me hubiera tragado un par de psicofármacos o alguna droga ilegal y que estuviera siendo incongruente: ojalá eso fuera cierto, pero ese es el discurso oficial. LA salida de Ginés Gonzalez García no es una muestra de transparencia por parte del gobierno. Ni siquiera es saneamiento de la cartera de salud: es abrir el paso para otra cosa. No habían terminado de echarlo que estaban diciendo que, igual, fue un muy buen ministro y salieron a atacar al GCBA por diversificar la vacunación, como se hace TODOS los años con TODAS las vacunas, a fin de hacerlo más eficiente y de evitar demoras. Ah, pero privatizaron las vacunas. Iletrados. Son iletrados. O analfabetos. Gente que trabaja en salud repitiendo ese discurso. Inenarrable.

Mienten sistemáticamente y es irreversible. Les parecen violentas 5 bolsas negras y no lo que pasa en Formosa, con la gente encerrada porque sí, porque así lo dispuso Gildo. No les parece violento que separen a una madre de un recién nacido o que una mujer pierda su embarazo de término porque no la dejaron ir a atenderse a un lugar preparado para eso.

Tampoco les parece violento un presidente que hace declaraciones de guapo de barrio que, en la primera de cambio, se va al mazo. Un más capito de aquellos, hubieran dicho en Okupas, allá por el 2000.

No les parece violento ir al supermercado y que falten productos y que el gobierno emita mensajes amenazantes, instando a las empresas a cumplir cosas imposibles de cumplir, toda vez que el propio Estado tiene discordancias absolutas y no está cumpliendo con un plazo de nada.

Violencia es que te roben y, encima, te mientan. Y que te traten de imbécil. Violencia es no poder despedir a un familiar en un sepelio o poder compartir un momento feliz porque el gobierno así lo decidió y, a la expectativa de una inmunización colectiva y eficiente, viene un juamperez de 20 años que, bien cagón -pardón my french-, le sarpó la vacuna a una persona que la necesitaba más.

Entonces no me vengan con que 5 bolsas de mierda les parecen violentas. Nos pasamos viendo escenas de violencia simbólica (taaaanto que les gusta hablar y hasta armaron un ministerio y un observatorio para eso) que fueron tremendas. 12 años de gestión kirchnerista + los 4 de Cambiemos, viendo escenas indescriptibles y que todas fueron mencionadas. Todas fueron llamados a la violencia y algunas pasaron de lo simbólico a la acción, como las escupidas a fotos de periodistas u otros miembros de la sociedad civil en la Plaza de Mayo.

Violencia es que te digan que el hijo de un sindicalista es personal estratégico y que no haya una purga o un proceso debido sobre esa gente.

Entonces, me queda la siguiente lectura: tiraron tanto de la soga que las bolsas les dieron miedo. A diferencia de la arquitecta egipcia de tobillos anchos, no tienen que tenerle ni miedo a Dios ni un poquitito a ella: tienen que tener miedo de la sociedad civil cansada. Y está bien.

 

 

No hay comentarios.: