13 de marzo de 2017

Y mientras tanto los fans se mueren y no parece importarle



Es cierto: Olavarría no es Cromañón. Ni Kheyvis, ni Time Warp, ni, ni …
Es tristísimo que, cuando pasan cosas similares, estemos linkeando una tragedia con otra. Lo lamentable, lo que más fastidia, es que nada cambia. La responsabilidad estatal (de la que ya todos hablamos y parte acordamos que Olavarría no era una ciudad apta para recibir más de 300.000 personas en dos días), la responsabilidad de la organización y de los músicos es el patrón común en las tragedias que nos conmocionaron. Todo falló.
Y sí, también la responsabilidad de parte del público asistente. Suena mal e incorrecto, pero ¿acaso una persona que va con un facón a un recital no es responsable? ¿Para qué habría que ir armados a un recital?
Las preguntas rayan con lo naif y lo estúpido, pero no me entra en la cabeza. Todo lo que pasó no me entra en la cabeza, en realidad. Me esfuerzo, pero no logro entenderlo.
Y el post recital, tampoco logro entenderlo. La caterva de comentarios cargados de sentido común berreta, de expresiones peyorativas como “seguidores analfabetos” “son todos unos negros”, de justificadores seriales que decían que “esto pasó porque el Indio se mostró afín al kirchnerismo” o porque “la situación social de un pibe que va a un recital” o los sentidos comunes trotskistas que justifican que una sarta de personas vaya a un recital y se la pegue en la pera y que la culpa de todo es del capitalismo, todo eso, todo, me pareció patético.
Patético el Indio diciendo que los medios vendían pescado podrido. Muchos de los que asistieron dieron cuenta que sí, que el recital se paró unas 3 veces, que había gente tirada en el piso, que desbordaba el predio de gente, que el ambiente estaba “raro”. Patético, por enésima vez, el Indio. El mismo que vendría a ser un ídolo para mí. Al que hoy escuchaba, desde mi celular, cantando “Gualicho”. Sí, siempre digo que Los Redondos son parte de la banda sonora de mi vida, que muchas cosas puedo explicarlas con frases de sus canciones, que se me sigue poniendo la piel de gallina ante ciertos acordes y que agito mi mano-en la impunidad de mi soledad- cuando grito “en este día y cada día…” pero puedo separar, haciendo un gran esfuerzo, lo que me representa el Indio. Nunca pude asistir ni a ver a Los Redondos ni a sus recitales. Diversos motivos y elecciones personales. Estaba dispuesta a ir a Olavarría con una de mis mejores amigas, a la que, antes de partir, le comenté “decile al pelado que me espere, que toque en otras fechas y un poco más cerca”.  Al rato de comentar con un grupo de amigos lo ofuscada que estaba por haberme quedado, me llama mi amiga por teléfono. Su llamado, en el horario en el que debía ser el recital, un poco me alarmó. me comentó que luego de “Ropa sucia”, el Indio paró el recital y que por eso me llamó. Que estaba muy lejos del escenario, con su marido, viendo todo pero que no entendían que pasaba. Le pregunté si unos paramédicos o algo no iban a sacar a la gente que estaba tirada y no me supo contestar. De lejos, se oyeron los acordes de “Héroe del whisky” y cortamos la llamada. Me acordé, un poco, de cuando ellos fueron a Mendoza, que no escucharon nada, que tuvieron mucho frío, que la misa no había sido tal fiesta y, en ese momento, le comenté: “el Indio es un forro que se caga en la gente. Les cobra un fangote de plata y ni siquiera lo escuchan”. Esta vez, al Indio se lo escuchaba pero la situación generalizada era deplorable. Esto también es cierto: él no es responsable de la gente que llega rota al predio. Son adultos-algunos- y saben lo que hacen. ¿Cuál es la idea de ir a ver un recital así? No sé, no la entiendo. Y no por no conocer los efectos del alcohol o del porro: no me interesa ir a pasarla así.
Y si, yo lo creo responsable de lo que mueve. Peor: yo creo que le gusta. Algunos hablaron de la ambición, sí, claro que es ambicioso, si no pagaría más seguridad. El Indio se sabe el más poderoso de los músicos del rock vernáculo. Ni Charly mueve esa cantidad de gente. Se sabe poderoso y le gusta serlo. La masa que lo sigue es diversa, realmente diversa. Por eso me cae tan mal que encuadren a quienes van a verlo en un estereotipo. Les aseguro que no. Va gente con estudios y sin estudios. Con trabajos mejor y peor remunerados. Que hablan con y sin las eses. Es estúpido y corto decir que corresponden a una sola clase social. Estúpido y peyorativo, además. Y si fueran “negros y analfabetos” cuál sería el drama? ¿Merecen ser maltratados? No. Nadie lo merece. Pero es notable el poder del tipo que, tocando donde fuere y al precio que sea, lo sigue casi medio millón de personas, cueste lo que cueste. Entonces, repito, sí lo creo responsable. Que con un pedido de cuidado entre todos no hacemos nada. Que, tal como leí en Twitter, mucho anarquismo antisistema pero ante la primera falla, la culpa es del Estado. Que es súper responsable, pero de otras cuestiones. Post Cromañón he presenciado recitales parados por los músicos al inicio de alguna bengala desubicada o pirotecnia. Nota: claro, la seguridad privada falla también y muchísimo: no podés entrar con agua al predio, pero si con facones y bengalas.
Se rasga las vestiduras, nos canta que violencia es mentir, que Nike es la cultura impuesta por el sistema, pero él, él no se caga en el sistema sino en los fans. O no tan fans, los que van al show, los que pagan la entrada. “Ahh, pero vos sabés a lo que te exponés” sí y no. ¿Tiene que ser siempre así? ¿Hasta cuándo vamos a seguir usando el “tenía la pollera corta” para justificar todo? ¿Todos los asistentes al show tienen la culpa de que no haya una seguridad?
En parte, estoy enojada con él. Ya se que no le interesa pero desde que supe –hace unos años- su actitud frente al caso Bulacio, no puedo esperar de él otra cosa. Que los fanáticos acérrimos se enojen lo que quieran, para muestra bastó un botón. En vez de salir a hacer algún comentario o comunicarse con las familias de las víctimas salió, fuera de joda twittera, a hablar del rol de los medios (que ya vimos como actuaron Telam y algunos canales al respecto y merecen tema aparte). EL ROL DE LOS MEDIOS, INDIO, LA PUTA MADRE, ESTO NO ES DIVINA TV FÜHRER.
No me interesa si le gusta más Nueva York que Buenos Aires. Realmente, qué me importa. Qué me importa si es kirchnerista, maoísta o macrista. A mí me importa el desinterés que muestra para con la gente que lo sigue y, de ahí, mi reticencia a asistir a sus shows. Me rompe la cabeza escuchar sus letras y ver ese maltrato. Ya no puedo decir que no me gusta, porque lo siento parte de mi, pero no me banco ni de lejos que sea asi, tan ególatra, desinteresado y poderoso.  Tan parecido –o igual- a lo que se la pasa criticando.