28 de enero de 2013

Del "roban pero hacen" al "en el norte están peor"



Recuerdo de pequeña (y de no tan pequeña) escuchar el famoso lema “roba pero hace”, cuando alguien hablaba de algún político.
Como me enseñaron que robar está mal, siempre me resultó una frase muy chocante. No me entraba en mi pequeña cabeza como alguien podía pensar en que, si al menos hacían, no había drama con que robaran.
¿Qué decir? De adulta me topé con una amiga militante que me dijo que la política es así. Otros que me dijeron que soy muy idealista, pero no entiendo porqué no puedo pretender que alguien haga política desde un lado servicial. Shame on me, pienso. Tendría que avergonzarme por ser tan naif.
De a poco nos vamos malacostumbrando a ver cómo nos mienten o nos pasean por cantidades de números y porcentajes que van desde la mentira hasta lo irrisorio.
Tal es así que entre esos números, últimamente, nos aparece la frase de que el “primer mundo” se está cayendo y que nosotros debemos agradecer que estamos regios. O no tan regios, pero pensemos que en el otro culo del mundo están peor. Los adictos a este relato oficial, que pretende que los que no comulgamos nos compremos el discurso en 50 cuotas y en pesos, creen que es un buen argumento decir: “Mirá a los gallegos, tanto que nos dijeron sudacas y ahora están viniéndose”. Bueno, primeramente, eso es una falacia. Los españoles no están viniéndose, sino muchos argentinos que huyeron entre 1999 y 2003. Luego, diré que la crisis y el ajuste allá existen, pero eso no nos hace menos vulnerables. A fin de 2011 nos dijeron que estábamos blindados. ¡La pucha, qué palabra! Por poco me tiro al suelo de risa, pero antes me invadió la indignación que me duró justito para cuando, a principios del 2012, las cadenas nacionales empezaron a tener un tinte heroico al mostrarnos como el junco que se dobla pero siempre sigue en pie. Hablar de lo que pasa afuera y no de lo que pasa adentro no resiste análisis psicológico ni de Bucay. O sea, estamos festejando que no se nos cayó (entre comillas) la crisis por la cabeza. Otra cosa a la que me resisto. No me gusta que establezcamos comparaciones hacia abajo. Porque compararse en esa dirección es no querer superarse, es decir: “otros están peor” ¿y?  ¿de qué nos sirve saber que otros están peor cuando tenemos todo para estar mejor?
No me lo banco. Es consuelo de tontos. Es conformismo. Es aceptar el discurso oficial que nos vende mentiras en cada mensaje. Un gobierno que se dice peronista, nos pide a los trabajadores que no reclamemos mejores sueldos.  Promulga una ley que beneficia a los empleadores, la inflación se fagocita nuestros ajustes salariales –que nos los quieren vender como aumentos, como si nos dieran un premio cual perro al que le festejás la gracia-, nos maltrata públicamente al reírse de quienes viajan en “el subte de Macri” al anunciar un aumento del 17% del Mínimo No Imponible del impuesto a las ganancias. Nos castiga con ese impuesto de la era de los ’90, como el IVA. ¡Pero en España también hay IVA! ¿Te das cuenta? Ellos están peor, mucho peor. Tienen un Metro súper ordenado en Madrid, pero ellos están realmente peor. Tienen mucha desocupación y nosotros, según el INDEC, el 6.9%. ¡Qué desagradecidos! ¿Y el trabajo precarizado? De eso no se habla.
Pero en Europa están peor. ¿Vos viste como está Obama tratando de contener la crisis yanqui? Nuestra salud pública da pena, pero en Estados Unidos si no tenés seguro no te atiende nadie. Aaahhh, nuestra compulsiva manera de insistir en que somos los mejores, los más resistentes, sufridos pero luchadores…por eso no nos podemos andar quejando, porque antes estábamos pior. Nunca podemos querer estar un poco mejor y más tranquilos porque antes la pasamos mal.
Bueno, me voy a agradecerle a EL por habernos dado pan y trabajo. Y menos mal, porque en el Norte no tendría ni una cosa ni la otra.